lunes, 15 de marzo de 2010

OJOS QUE NO VEN


El caso más extraño de la medicina moderna me ha sucedido a mí: Padezco lo que los médicos han dado en denominar, (en un arrebato de galena perspicacia), “síndrome de ceguera amorosa”. Yo era un hombre normal …y la conocí a ella. Qué les puedo decir: Maravillosa. Así, de repente, todas sus formas frente a mis ojos, todas sus palabras en mi oído, todos sus besos en mis labios, todas sus caricias en todos los rincones de mi piel. Así, de repente, definida ella frente a mí, precisa ella frente a mi, cierta ella frente a mi, perfecta. Sin embargo, llegó el amor y a medida que yo me iba enamorando, ella se me iba volviendo un poco traslucida, sólo ella, nadie más. Y si mi amor aumentaba un día, ella más transparente se me volvía y si un día la quería menos, la veía más y si otro día la quería mucho, no la veía nada. Sometido el caso a la comunidad científica, después de millones de pruebas, me diagnosticaron un enamoramiento excesivo, un estado catatónico de amor que limitaba el resto de las aptitudes sensoriales de mi cuerpo, que ahora en principio parecía haberse centrado sólo en la vista, pero que de seguir así podría extenderse al resto de los sentidos. Y lo más curioso de todo era que las demás cosas, a las demás personas, las veía perfectamente, como siempre y que mi mal se daba sólo con ella. No hay cura, porque es inevitable: la amo, absolutamente. Los médicos han acertado. Ahora, absolutamente enamorado de ella, ya no la veo y tampoco la oigo y si extiendo mis manos, tampoco la toco. Ahora, absolutamente enamorado de ella, creo sin embargo, que ella sigue aquí, que no se ha ido, que continúa a mi lado. Absolutamente. _________________________Luis Foronda. ______________________ Dibujo de Nono Granero.

1 comentario:

  1. Termino de leer la historia y estoy emocionado. Preciosa. Desde Granada un abrazo.

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