viernes, 21 de mayo de 2010

A vueltas con Clara

Al hilo de la entrada de hace un par de semanas, relativa a las exposiciones que se hacen en bares de copas o similares, escribió Clara un comentario que podéis ver al completo en su lugar correspondiente (pinchar aquí para verlo todo) y que motiva esta nota de vuelta.

Entresaco de su jugoso comentario una única cuestión –prometiendo detenerme en el resto en sucesivos artículos-: Objeta Clara que el lugar en que se cuelgan los cuadros no es el más apropiado, bien por la falta de luz, bien porque los visitantes van a otras cosas y no precisamente a mirar cuadros.

Planteada esta observación en términos más generales y reformulada como una pregunta, podríamos plantearlo de este modo:¿es posible la experiencia estética en un entorno ajeno al habitualmente considerado artístico?

Y como justamente de entornos más o menos hostiles quería yo hablar hoy, aprovecho para intentar responder. Comencemos:

Bajo la intermitente y brusca lluvia de estos días pasados, he tropezado, bajando deprisa, con los líquenes agradecidos que este años crecen en los poyetes de piedra de la Plaza del Ayuntamiento. Explotan con grises metálicos, y varían al estallar los verdes ocres del nacimiento hacia los pardos para cuyos tonos no hay palabras. Como las mismas gotas gruesas de la lluvia dibujando las primeras composiciones sobre el suelo al comenzar a caer, estos líquenes arman mosaicos que con teselas que se superponen y se quiebran aminorando el ritmo de mis pasos para hacerme disfrutar de su melopea de ondas rígidas en mares de arenisca.

Y al verlos, recuerdo que quien me enseñó a verlos, a paladear sus acres sabores de óxido quebrado, fue Lucio Muñoz, partiendo maderas dolidas en sus cuadros.

Pero tengo que irme: hay que coger el coche para viajar. Y un poco antes de llegar al desvío que conducía al sumergido Puente Ariza, giro el volante y tengo que aminorar otra vez la marcha: Ante mí un camino de tierra se levanta hacia la izquierda y adopta un escorzo de tierra roja que divide la arboleda y me lleva directo al horizonte con prisa incandescente, con energías desatadas por un golpe entrevisto. Y, enmarcado por el cristal del parabrisas, lo que veo es el paisaje con cuervos de Van Gogh, tan fielmente representado ante mis ojos, que me siento por un momento sumergido en uno de los sueños de Akira Kurosawa.

Pero sigo el viaje y las tareas, atravesando así un día neblinoso, desdibujado, con los colores húmedos y las gamas unificadas de un río de Zóbel, con las montañas desaparecidas entre brumas desvaídas del monje Calabaza Amarga, con las personas veloces bajo el agua, esquivas como los personajes que siempre dan la espalda creados por Eduardo Úrculo.

Y al bajarme del coche lo veo salpicado de barro, con multitud de tonos superpuestos que parecen iluminarse vibrando, del mismo modo que lo hace la pasta densa de los óleos de la Catedral de Rouen de Monet.

Repaso entonces todos los lugares que he recorrido, todas las cosas que me han rodeado a lo largo del día, todos los encuentros afortunados con que me he topado.

Y me parece que, para obtener experiencias estéticas, probablemente, no sea el lugar lo más importante, ni el entorno, ni el ruido, la comodidad, el silencio o la iluminación, sino más bien nuestra actitud, nuestra habilidad para encontrar lo que permanece oculto a ojos poco atentos o embutidos en un concepto excesivamente práctico y utilitario del mirar. Nuestra capacidad para reflejarnos en lo que vemos, para reconocernos en lo que vemos, para recibir lo que nos es ajeno con voluntad de crecimiento, y también, por qué no, nuestra capacidad de juego.

Será así como en días tan feos como los pasados, tengamos al menos el consuelo de poder descubrir, bajo un gris de mala prensa, los destellos únicos de una belleza que nos enseñaron a apreciar grandes maestros en este viaje de vuelta que es el arte.

Después podríamos preguntarnos cómo ejercitar los ojos y la memoria para poder hacerlo. Pero eso lo dejaremos para otro día, porque ahora toca disfrutar con una visita mencionada más arriba, si pincháis el enlace...

http://www.youtube.com/watch?v=uTsHdMj7jO0

Nono Granero

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