domingo, 6 de marzo de 2011

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Era “Rabogordo” en el Twitter, “Creonte” en el Facebook, “Cabrón” en la pintada de la pared. Era “Calla-calla” para su amante, “Di algo” para su mujer. Era “Papá-papá” para el niño, “Mi-niño” para su madre, “Uh” para su bebé. Era “el tropos” para sus alumnos, “el apócope” en el claustro, y “el del Atleti” en el café. Era “Tú” para sus amigos y para el resto era “Usted”. ¿En el carné?, ¡qué importa! Lo pusieron en la esquela el día en que se murió y no lo reconoció nadie. Nadie-Nadie fue a su entierro. Sólo el cura, que como venía corriendo de otro, se confundió y lo llamó no sé qué.
Una parte de sus muchas almas se fueron al cielo y otras al infierno. Las demás navegan por Internet.
Luis Foronda. Dibujo de Nono Granero.

4 comentarios:

  1. ¡que pena más grande!, que nadie te llore cuando te hayas muerto. Es como para resucitar y pedir un "patrás" de la moviola.

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  2. Por eso hay que luchar por un nombre y olvidarte haste el del oficial porque si no te ves solo en el entierro. me ha gustado hasta el ataud que también parece que no era para él porque le queda estrecho. pepepérez

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  3. Tanto, pá ná......................

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