Recorrida ya más de la mitad del trayecto, el viajero se dio cuenta de que el viaje no trascurría como él había previsto. Estaba resultando un viaje desbaratado y un poco mustio. No disfrutaba del paisaje porque no miraba mucho por la ventanilla, no había entablado conversación con la chica que viajaba a su lado, ni con el tipo de enfrente que tan amablemente le prestó el periódico, se había mostrado desagradable con el revisor y con los niños que corrían por el pasillo, se había pasado todo el tiempo nervioso, yendo y viniendo a la cafetería, fumando, bebiendo, farfullando historias entre dientes. No había leído la novela que tenía pensada y elegida ex profeso, ni escrito nada interesante en su cuaderno. Era el viaje planeado al milímetro durante años, metrificado en su guía, y ahora los kilómetros caían a plano sobre sus hombros. Ante semejante desatino, el viajero decidió que se apearía del tren en la siguiente estación, que tomaría uno de regreso, que volvería al lugar de partida y que empezaría de nuevo. Bajó por tanto y el tren siguió su marcha. Pero el viajero descubrió con alarma que había olvidado su maleta en el asiento. ¿Y ahora qué? ¿Cómo iba a regresar al lugar de origen sin ella, sin su libro, sin su cuaderno y sin su guía?. En la oficina de la estación reclamó su maleta. Decidió esperarla y mientras la esperaba, se sentó junto al andén y estuvo viendo pasar los trenes el resto del día. La maleta no llegaba y al caer la tarde vino un coche negro que se lo llevó a donde él no quería. _________________________________________
Luis Foronda.
Dibujo de Nono Granero.
Estupenda metafora sobre la vida. A todos nos gustaria empezar de nuevo pero nos aferramos a tantas cosas inutiles.
ResponderEliminarSe debería de mirar más por la ventanilla y disfrutar más del paisaje, lanzarse a tener la conversación con la chica de al lado. Leer. No planear el viaje al milímetro, no esperar la maleta olvidada. Realmente en nuestras manos tenemos la gran posibilidad de decidir, de elegir, de preguntar, de no conformarse.Muy bueno.
ResponderEliminarme encanta el dibujo!
ResponderEliminarImpresionante Luis, deberíamos leerlo cada mañana al despertar para afrontar el día como el regalo que es. Puri
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