sábado, 9 de enero de 2010

PIZZICATO-POLKA A DOS TOSES

En la calle el tiempo era horrible, pero en su interior, el Viena Musikverein presentaba un formidable aspecto la mañana del primero de enero. En medio de un silencio expectante, Franz Welser-Möst, el más famoso director de orquesta del mundo, dio unos toquecitos en el atril, toc-toc, levantó su batuta y al primer movimiento de su brazo la orquesta sinfónica de Viena comenzó a tocar el Pizzicato - Polka de Johann Strauss. Nikolas Kleiber, uno de los espectadores de las primeras filas, escuchó enseguida una tos a sus espaldas, volvió la cabeza y descubrió a Katerina Krips, unas cuantas filas más atrás, intentando contener una tos terca e inoportuna. Nikolas Kleiber sonrió, se incorporó de su asiento y pidiendo disculpas fue levantando a todos los espectadores de su fila. El teatro fue entonces un revuelo de cabezas mirando como el bueno de Nikolas Kleiber intentaba acceder, a duras penas, al pasillo central y luego alcanzar la fila en la que tosía Katerina Kripss, levantar a su vez y pasar estrechamente por delante de todos y sentarse al fin en una butaca que, junto a ella, vacía estaba. - Mi querida amiga- le dijo en un susurro- tome usted, aquí tiene el pañuelo que me prestó el año pasado, cuando me dio a mí aquel ataque de tos, ¿se acuerda?. Nada, que he venido a devolvérselo, porque se acordará que después del concierto, no volvimos a vernos y se quedó en mi bolsillo. Katerina tomó el pañuelo que Nikolas le ofrecía y dándole las gracias despacito, se lo llevó a sus labios, aplacando la tos que luego, milagrosamente, desapareció. - Y dígame amiga mía,¿qué es de su vida? Y mientras ella le contaba, la sala se llenó de siseos y de ruidos de cabezas girándose hacia ellos con ojos inquisidores. Era tanto el murmullo que Franz Welter-Most, el más famoso director de orquesta del mundo, se giró hacia el público en silencio, sin dejar de mover sus brazos y señalando a Nikolas y a Katerina con la punta de la batuta, primero a uno, luego a otro, después a los dos juntos, batuta arriba, de pie, dirigió sus movimientos armoniosamente por la fila, los dos saliendo juntos allegro ma non troppo hasta el pasillo, los dos juntos Andante moderatto hasta la puerta del teatro y luego en el exterior adagio final de acompasadas toses en la hermosa y gélida mañana de Viena. ____________________________________ Luis Foronda. Dibujo: Nono Granero.

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