lunes, 2 de mayo de 2011

Flujo sanguíneo


Casimiro López las amaba a todas, no podía remediarlo. Era una fuerza incontenible que le salía de dentro y lo arrastraba al desenfreno amoroso con cualquier mujer que se le ponía delante. Arrasaba con solteras y casadas, con viudas, disolutas y preladas. Aquel desenfreno le originó, como en buena lógica cabía esperarse, broncas tronadas con su novia, la buena de Marijose. Ella acabó harta de tantísima infidelidad becerra y amenazó con dejarle si no se curaba pronto de su exaltación amorosa. Casimiro López acudió al médico y éste le diagnóstico exceso de amor en sangre, el nivel de células afectivas en el flujo sanguíneo era infinitamente más alto que en cualquier mortal, así que era necesario, “urgente”, dijo el médico, extraerle una buena cantidad de sangre para llegar a los niveles de amor normales. Se hizo así. Quince botes le sacaron. La mitad de la sangre extraída fue utilizada por el hospital para transfusiones a enfermos terminales de amor, que así pudieron curarse. A partir del momento en que Casimiro López salió del Hospital sólo tuvo ojos para su novia Marijose, se convirtió en la única, la simpar, la exclusiva, la reverenciada, idolatrada, bienamada Marijose. De noche y de día, a todas horas. Se volvió tan pegajoso, tan insoportable, que la empalagada Marijose, en cuestión de tres semanas, se cansó de él y decidió plantarlo. Casimiro López, desesperado, se cortó las venas. Casi desangrado llegó al Hospital donde le fue transferida con urgencia la misma sangre que le habían extraído tres semanas antes. Salió del Hospital como nuevo, sin embargo antes de que anocheciera Casimiro López ya había muerto de un exceso de amor propio.
Luis Foronda.
Dibujo de Nono Granero.

1 comentario:

  1. Esta historia estaba en la exposición de la beltra. Me encanta es una de mis favoritas. Felicidades chicos.

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