domingo, 15 de mayo de 2011

Cántico


Don Saturnino, el profesor de literatura, recitó el cántico espiritual y puso los ojos en blanco. Luego quiso que imitáramos a San Juan de la Cruz: “Una poesía quiero para mañana”. Al día siguiente les fue aprobando a mis compañeros y a mis compañeras sus ripios piadosos con misericordia, pero al terminar de leer en voz alta mi poema, don Saturnino me miró fijamente y estrujó el papel con su mano puñetera, convirtiéndolo en una bola rugosa que acabó en la papelera. “Muchacho, esto, esto… esto no es mística, esto, esto… esto es amor”. Sin embargo a mi me gustaba, por eso al cambiar de clase, ya en el pasillo, volví sobre mis pasos al rescate, pero cuando miré en la papelera, la bola de mi poesía ya no estaba. Durante años me pregunté quién de mis compañeras habría cogido aquel día el poema, quien de ellas lo habría alisado con sus dulces manos manchadas de bolígrafo, quien lo habría releído para sí, mil veces, y quien lo habría apretado contra sus pechos prensados. Tanto tiempo yo tan sólo con el poema en la cabeza, tanto tiempo yo tan solo con una mujer por el mundo tan sensible. Pero no todo está perdido si existe eso que se llama “reunión de viejos alumnos”. Allá que fui. Quince años después, allí estábamos todos de nuevo, alumnos y profesores de convite, recordando. Y a los postres yo, seguramente borracho, me alcé al escenario, reclamé la atención de la concurrencia y recité de memoria mi poema. Cuando terminé, pregunté bien alto; “¿quién de vosotras recogió de la papelera aquel día este poema de amor que yo escribí y que a Don Saturnino tanto disgustó?” Y ante mi asombro y mi sonrojo, todas, absolutamente todas las mujeres que allí había, levantaron el brazo. “Fui yo, fui yo, fui yo”. Y además, del grupo de antiguos profesores, saltó también doña Trini, muy dispuesta diciendo: “Mentira cochina, porque con ese poema mi Saturnino me conquistó a mí”.
Se quedaron ellas discutiendo. Yo salí de allí y me fui al Paseo del Mercado a rezarle a la estatua de San Juan de la Cruz.
Luis Foronda.
Dibujo de Nono Granero.

2 comentarios:

  1. ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh mentirosas que con ese poema me conquisto a mi mi novio. no te digo

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  2. Hacia tiempo que no entraba. Este blog es de lo mejor que hay en la red. Genial la historia, genial el dibujo.

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